
En este sentido y en medio del diálogo vecinal que iniciamos hace un par de meses en los distintos sectores de nuestra ciudad, no son pocas las veces que hemos constatado que, al plantear disconformidad con la autoridad de turno, los dirigentes sociales son abandonados “a su suerte” en cuanto a su gestión: súbitamente terminan las “ayudas” y beneficios prodigados por aquellas autoridades sobre las que plantearon su disconformidad.
Esta actitud no hace más que generar un grave daño a la democracia de nuestro país. La Democracia –así con mayúscula- tiene sus cimientes en la participación ciudadana, en que sus diversos actores participen y opinen, sin que por ello se activen mecanismos de coerción propios de regimenes dictatoriales.
(TEXTO COMPLETO EN LA TRIBUNA 01 ABRIL 08)